Cortesía y traducción de Francisco J. Uriz.
Foto: Ulla MontanApareció en la revista Löntagaren (26.4.2007 nr. 4/07) y pertenece al libro inédito Svart Bok (Libro negro)
Entre lo que se experimenta difícil está tratar de vivir
sin anteojeras y aún así mantener una cierta dosis de optimismo y fe en el futuro
Mucho de lo que oyes son cosas que son casi
imposibles de imaginar como secuestros o ejecuciones
de niños con el fin de vender sus órganos para trasplantes, como el ataque
a un país extranjero y la matanza de medio millón de personas
para asegurar el abastecimiento energético de la propia nación
y su hegemonía militar en el mundo, como la horrorosa desesperación
y desprecio por su vida y la de otros del terrorista suicida. como la carrera
armamentista contra un enemigo que no existiría sin
esa carrera, como la obesidad que se cobra tantas vidas o más que
el hambre, que es un problema logístico, no cuantitativo, como el exceso de fe
en la violencia física para la solución de prácticamente todos los problemas
La lista de cosas que uno no puede ni quiere imaginarse
puede hacerse interminable como una Via Dolorosa. Justo ahora estamos
en Semana Santa y la tele convierte a Jesús en sanguinolento picadillo
bajo la dirección sadomasoquista de Mel Gibson, quizá no haya que describir
todo el mal como dice Coetze en la novela Elisabeth Costello
y ¿por qué describir tanta tortura, sufrimiento, dolor si no podemos
hacer nada para impedirlo? Hoy es segundo día de Pascua
Cristo ha resucitado y el júbilo fluye de la maravillosa música de Pascua
de Bach y Pergolesi. Los hijos han venido a la cena de Pascua, hemos comido
un guiso de cordero y bebido vino tinto, en la tele dicen que han descubierto
la tumba de Cristo. Hay demasiadas preguntas y demasiadas respuestas que
raras veces corresponden a nuestras preguntas, no parecen tener contacto
unas con otras. Aquí los burgueses han barrido en las elecciones al Parlamento
así es que podemos esperar mayores diferencias sociales, más pobres, también
más ricos, y más policía, más vigilantes, perros, controles, violencia e indolencia.
Todavía no hemos asimilado la sabiduría de Bismarck: la paz social sólo
se puede garantizar con una política social justa y solidaria. Ahora no se dan
cuenta los que se han hecho ricos que todos nos hemos vuelto más pobres
porque ya no tenemos confianza en la sociedad ni pertenencia. John Kenneth
Galbraith habla de “cultura de los satisfechos”, sí de la dictadura de la mayoría
satisfecha que se opone a todas las medidas que ayudarían a los pobres.
¿Lograremos solucionar los problemas fundamentales del mundo, el cambio
climático, hambrunas genocidios carrera armamentista y guerras antes de que
nos hayamos anestesiado de manera que no tengamos fuerzas para vivir la vida
de los otros de forma que ya no vemos ni oímos cómo viven los otros hombres?
No soy una persona religiosa pero encuentro nuestro destino bien representado
en el drama de la Semana Santa sobre el dolor sustitutivo, el altruismo
que podría liberarnos de las ávidas fauces del capitalismo brutal y del mercado,
sí la libertad del zorro en el gallinero que es nuestra propia libertad de
no ver, ni oír ni sentir
sin anteojeras y aún así mantener una cierta dosis de optimismo y fe en el futuro
Mucho de lo que oyes son cosas que son casi
imposibles de imaginar como secuestros o ejecuciones
de niños con el fin de vender sus órganos para trasplantes, como el ataque
a un país extranjero y la matanza de medio millón de personas
para asegurar el abastecimiento energético de la propia nación
y su hegemonía militar en el mundo, como la horrorosa desesperación
y desprecio por su vida y la de otros del terrorista suicida. como la carrera
armamentista contra un enemigo que no existiría sin
esa carrera, como la obesidad que se cobra tantas vidas o más que
el hambre, que es un problema logístico, no cuantitativo, como el exceso de fe
en la violencia física para la solución de prácticamente todos los problemas
La lista de cosas que uno no puede ni quiere imaginarse
puede hacerse interminable como una Via Dolorosa. Justo ahora estamos
en Semana Santa y la tele convierte a Jesús en sanguinolento picadillo
bajo la dirección sadomasoquista de Mel Gibson, quizá no haya que describir
todo el mal como dice Coetze en la novela Elisabeth Costello
y ¿por qué describir tanta tortura, sufrimiento, dolor si no podemos
hacer nada para impedirlo? Hoy es segundo día de Pascua
Cristo ha resucitado y el júbilo fluye de la maravillosa música de Pascua
de Bach y Pergolesi. Los hijos han venido a la cena de Pascua, hemos comido
un guiso de cordero y bebido vino tinto, en la tele dicen que han descubierto
la tumba de Cristo. Hay demasiadas preguntas y demasiadas respuestas que
raras veces corresponden a nuestras preguntas, no parecen tener contacto
unas con otras. Aquí los burgueses han barrido en las elecciones al Parlamento
así es que podemos esperar mayores diferencias sociales, más pobres, también
más ricos, y más policía, más vigilantes, perros, controles, violencia e indolencia.
Todavía no hemos asimilado la sabiduría de Bismarck: la paz social sólo
se puede garantizar con una política social justa y solidaria. Ahora no se dan
cuenta los que se han hecho ricos que todos nos hemos vuelto más pobres
porque ya no tenemos confianza en la sociedad ni pertenencia. John Kenneth
Galbraith habla de “cultura de los satisfechos”, sí de la dictadura de la mayoría
satisfecha que se opone a todas las medidas que ayudarían a los pobres.
¿Lograremos solucionar los problemas fundamentales del mundo, el cambio
climático, hambrunas genocidios carrera armamentista y guerras antes de que
nos hayamos anestesiado de manera que no tengamos fuerzas para vivir la vida
de los otros de forma que ya no vemos ni oímos cómo viven los otros hombres?
No soy una persona religiosa pero encuentro nuestro destino bien representado
en el drama de la Semana Santa sobre el dolor sustitutivo, el altruismo
que podría liberarnos de las ávidas fauces del capitalismo brutal y del mercado,
sí la libertad del zorro en el gallinero que es nuestra propia libertad de
no ver, ni oír ni sentir
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